Toxicidad Renal y de las Vías Urinarias

 

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TOXICIDAD RENAL Y DE VIAS URINARIAS

Las vías urinarias comprenden los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra.

Muchos de los fármacos quimioterápicos o sus metabolitos se eliminan total o parcialmente vía renal y pueden producir lesiones en cualquiera de las estructuras que componen esta vía (tabla 13.1), no sólo a nivel renal sino también en las vías urinarias, especialmente en la vejiga (cistitis).

En este tipo de toxicidad, el tratamiento más eficaz es la prevención con una adecuada hidratación previa a la administración intravenosa de quimioterapia y en el domicilio del paciente por vía oral una vez finalizada la administración.

 

TOXICIDAD RENAL POR QUIMIOTERAPIA:


Entre los fármacos más nefrotóxicos (que "dañan" el riñón) se encuentra el cisplatino. Para la prevención de esta toxicidad es necesario una abundante hidratación previa a la quimioterapia (en torno a 2000-3000 ml de suero) y tras la quimioterapia en el domicilio en torno 2 litros durante los 2 primeros días y más de 1 litro en la semana posterior. Es necesario así mismo controlar la diuresis y realizar controles analíticos previos a la administración de cada ciclo para valorar la función renal a través de los valores de la creatinina. A pesar de estas medidas, hasta un 35% de los pacientes desarrollan una insuficiencia renal leve, aunque reversible en un alto porcentaje de casos.

Otro fármaco nefrotóxico es el Metotrexato a dosis altas. Para prevenirla además de una adecuada hidratación, es necesario administrar bicarbonato con el objetivo de alcalinizar la orina y evitar que precipite en el riñón provocando una necrosis tisular e insuficiencia renal. Además, deben de monitorizarse los niveles de metotrexato en sangre.

 


TOXICIDAD VESICAL:


Entre los fármacos quimioterápicos que con mayor frecuencia poducen cistitis (inflamación vesical) se encuentran la ifosfamida y la ciclofosfamida, pudiendo llegar a ocasionar la denominada cistitis hemorrágica.
Es muy importante para su prevención la administración de un fármaco denominado Mesna, que inactiva los metabolitos tóxicos de estos fármacos evitando así que se dañe la vejiga. Aún así, en los casos en los que se produce cistitis asociada a la quimioterapia, el tratamiento consiste en la suspensión del fármaco causante, hidratación, analgésicos y antiespasmósdicos, resolviéndose el cuadro normalmente en 4-5 días.

 


SINDROME HEMOLÍTICO-URÉMICO:


El síndrome hemolítico-urémico consiste en la asociación de fallo renal y anemia hemolítica (anemia por destrucción de glóbulos rojos) microangiopática (este término hace referencia a la formación en los vasos sanguíneos de microtrombos que hacen que los glóbulos rojos presenten dificultad para pasar y se destruyan).
El fármaco quimioterápico más frecuentemente asociado a esta toxicidad es la mitomicina C (de escaso uso en la actualidad en el campo de la oncología médica). Al tratarse de un proceso dosis-dependiente, se recomienda la prevención, no sobrepasando la dosis total acumulada de mitomicina C de riesgo (50 mg/m2).

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